Promoción del voto útil; sociedad civil guía a los electores
CIUDAD DE MÉXICO.
Indispensable en la construcción histórica por la democracia y la superación del periodo del partido único, a partir de la creación de un sistema nacional electoral autónomo del gobierno en turno, la sociedad civil organizada en México tiene en 2021 una participación menos vista en los medios tradicionales, pero muy activa en las redes sociales.
Consideradas por las autoridades del Instituto Nacional Electoral (INE) como las más grandes de la historia de México, las elecciones de este año, que implican la elección de 19 mil 915 cargos de elección popular, incluidos los 500 curules de la Cámara de Diputados y 15 gubernaturas, han generado el surgimiento de acciones ciudadanas que utilizan los avances tecnológicos para acercarse a la población.
Una de esas acciones, que hasta el momento es la más polémica, se llama Voto Útil 2021, que es una iniciativa promovida por Arturo Erdely, Juan Manuel Wong y Francisco Gaona, y consiste en un sistema que permite al futuro votante conocer a los candidatos de su sección electoral, en todo el país, a fin de detectar cuáles son los candidatos que pueden ganarle a Morena; por eso se llama voto útil.
Difundida profusamente por aplicaciones de mensajería, Voto Útil ya es tema de análisis en el Instituto Nacional Electoral (INE), porque Morena consideró que se trata de una aplicación que le resulta perjudicial para sus planes electorales.
Desde la noche del 26 de mayo comenzó a difundirse en las aplicaciones de mensajería un video denominado #LlevaCincoaVotar, donde llaman a la población a no quedarse con críticas a un gobierno o en mostrar su inconformidad en las redes sociales, sino que acudan a las urnas el 6 de junio para expresar su posición.
IGNORARON LOS CUESTIONARIOS
También desde la entraña de otro grupo civil, denominado Nosotrx, en el que participan Cuauhtémoc Cárdenas y Mauricio Merino, entre otros, se busca acercar a los votantes más información sobre los candidatos, a partir de formularles preguntas concretas.
La organización le envío el cuestionario a los seis mil 910 candidatos de todos los partidos políticos; sin embargo, sólo 94 lo respondieron. Es decir, 98.6% de los candidatos ignoraron por completo la solicitud de este grupo de especialistas que suman años en la lucha diaria por la construcción de la democracia en México.
En entrevista con Excélsior, Mauricio Merino, quien suma años en el activismo desde la sociedad civil organizada y formó parte del entonces Instituto Federal Electoral (IFT) totalmente ciudadanizado, explica que existen avances democráticos importantes, pero es necesario que la sociedad civil se active.
Lo que veo es una sociedad civil poco activa. La sociedad civil debería estar mucho más preocupada y mucho más consciente de que todos los defectos de nuestro sistema político afectan su vida cotidiana, que no hay salvación individual posible, que se trata de un asunto colectivo.
Vemos las encuestas o los estudios de cultura política y en todos ellos salta a la vista que nuestra sociedad civil, que es la no sociedad política; es decir, el pueblo, la gente que no tiene cargos, que no tiene representación política, es una sociedad civil que entiende la política como si se tratara de algo ajeno, que no le atañe; como si fuera un asunto patrimonial de la clase política.
Se duele de ellos, desconfía de ellos, los critica, pero no hace más. No se organiza. No se pone de acuerdo. Es una sociedad civil muy fragmentada, que solamente reacciona sólo cuando ya se abrió la yaga de un dolor y entonces sí salen a la calle por un tiempo, pero nada más”, lamenta.
Recuerda que “en las democracias consolidadas, que logran sobrevivir al ataque de quienes no creen en ella, todas tienen como sustento a una sociedad civil muy activa; un pueblo muy activo, y esas sociedades defienden sus derechos, porque entienden que los derechos siempre son los derechos de los más débiles.
Los fuertes y los ricos no necesitan tantos derechos, porque tienen otra forma de lograrlo. Por ejemplo, si está enfermo, compra su medicamento o se va a otro país, pero una persona que no es rica ni poderosa necesita que lo atienda el sistema público”, explica.
Desde su consideración, la sociedad debe ser “activa y no entregarle todo el poder y todo el mando de todas las decisiones a los partidos y retirárdose a su casa. Así no es la democracia. Una sola voz diciendo lo que se tiene que hacer y los demás asintiendo, eso no es democracia; eso es borregada”.
LA EPOPEYA CIVIL
Aunque tiene una historia de activismo coordinado muy corta, la sociedad civil ha sido protagonista importante en la construcción de la democracia nacional y la existencia de un sistema de pesos y contrapesos que funcione mejor.
La fundación del Partido Acción Nacional (PAN), en 1939, contó con la participación de diversos sectores que no eran activos políticos del partido dominante emanado de la revolución.
Los jóvenes que protestaron en 1968 contra la represión oficialista alimentaron después partidos que poco a poco fueron avanzando en la representación constitucional de los ciudadanos.
Para algunos autores, fue en 1986 cuando comenzó a observarse un activismo ciudadano más intenso, pero fue en torno al principal partido de oposición, el PAN, mientras que las elecciones de 1988 provocaron que cientos de académicos y estudiantes de las universidades públicas se agruparan principalmente en torno al expriista Cuauhtémoc Cárdenas.
Desde 1991 un grupo de especialistas formó parte de la revista Este País, especializada en el análisis de los grandes problemas nacionales, a partir de la aplicación de mediciones de opinión y estudios sobre comportamientos y hábitos de los mexicanos en áreas sociales y económicas.
Sin embargo, el registro histórico del activismo civil intenso puede ubicarse a partir de 1993, pues ese grupo creó un espacio de análisis y discusión denominado El Grupo de los Nueve, que reunió a académicos y a algunos activos de partidos políticos.
De acuerdo con el recuento hecho por Miguel Basañez y José Agustín Ortiz Pinchetti, ese grupo fue una especie de semillero del activismo de la sociedad civil organizada, que poco a poco fue sumando más voces: Adolfo Aguilar Zínser, Jorge Castañeda Gutman, Graco Ramírez, Santiago Creel, Jaime González Graff, Carlos Heredia, los mismos José Agustín Ortiz Pinchetti y Miguel Basañez, Demetrio Sodi, Jorge Eugenio Ortiz, Jesús González Small, Bernardo Batiz, Julio Faesler, Federico Reyes Heroles, Clara Jusidman y Amalia García.
Para 1994 surgió una agrupación fundamental para la construcción democrática: Alianza Cívica, integrada por 450 agrupaciones ciudadanas, que fue la promotora de la presencia de observadores extranjeros y del levantamiento de encuestas de salida para conocer con anticipación el voto depositado en las urnas, antes del proceso formal del conteo de votos, que ya para entonces estrenó el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP).
EL GRUPO SAN ÁNGEL
El grupo de Este País, que después fue El Grupo de los Nueve, derivó en el Grupo San Ángel, formado por varios actores políticos e intelectuales del país durante uno de los años más difíciles para la política y la economía nacional: 1994, año de los asesinatos de los priistas Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, así como del surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
La fase final del gobierno de Carlos Salinas de Gortari tuvo al Grupo San Ángel como una especie de conciencia crítica de la sociedad ilustrada o más politizada.
En ese grupo estaban Santiago Creel, Adolfo Aguilar Zínser, Sergio Aguayo, Jorge Alcocer, Homero Aridjis, René Avilés Fabila, Cristina Barros, Jorge Castañeda; Manuel, Rebeca y Tatiana Clouthier; Néstor de Buen, Carlos Fuentes, Vicente Fox, Alejandro Gertz, David Ibarra, Enrique González Pedrero, Elba Esther Gordillo, Clara Jusidman, Elena Poniatowska, Lorenzo Meyer, Carlos Monsiváis, Horacio Labastida, Enrique Krauze, Agustín Ortiz Pinchetti, Samuel Ruiz, Jesús y Federico Reyes Heroles, Demetrio Sodi, Luis Villoro y Alfonso Zárate, entre muchos más.
Fueron varias las actividades en que estos grupos civiles participaron para avanzar en los mecanismos democráticos del país, incluida la discusión para la reforma electoral de 1996, que dio origen al Instituto Federal Electoral (IFE), totalmente ciudadano, sin injerencia alguna del gobierno, y que hoy es el Instituto Nacional Electoral (INE).