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Cruz Azul jugó como campeón

Liga Mx. La Máquina destrozó a Pumas en la ida de las semifinales con cuatro goles; tres en los primeros 12 minutos.

Anoche Cruz Azul asistió a la reivindicación de su propia historia. Sí, La Máquina ofreció 12 minutos tan intensos que revivió las épocas en las que se ganó merecidamente este mote, porque funcionó como tal y aplastó como tal. Fueron instantes apoteósicos para el cruzazulismo que hoy lo colocan muy cerca de tener una nueva oportunidad para quebrar esos 23 años de sequía.

Bastaron esos 12 minutos para marcar una diferencia de tres goles frente a un Pumas confundido y caótico, que se resignó con solo ser un espectador en primera fila de la exhibición cruzazulina. En la compensación, se terminó por configurar el 4-0 que parece definitivo.

Apenas sonó silbatazo y Cruz Azul se lanzó como un lobo sobre su presa. Sin precauciones ni temores. Vino un tiro de esquina y un rechace que Orbelín Pineda metió de nueva cuenta al corazón del área; ahí apareció Roberto Alvarado, quien bajó la pelota con el pecho y, con toda la frialdad del mundo, venció a Julio González para el 1-0. Esa fue la carta de presentación de La Máquina, que no bajó las revoluciones; al contrario, las aumentó para demostrar que esta noche no habría ninguna duda hacia su juego. Los jugadores celestes fueron un vendaval, estaban en todas lados, fue así que de un tímido ataque de Universidad, Pablo Aguilar robó la pelota, llegó hasta los linderos del área y cedió para Luis Romo que la estrelló en la defensa, pero ahí apareció Rafael Baca, tan convencido y vehemente, que no dudó en impactar el balón para firmar un auténtico golazo; 2-0 y era la locura. Cruz Azul golpeaba con fuerza en cada arribo y Pumas no atinaba ni siquiera a defenderse mejor. Así, con ese aturdimiento, Andrés Lillini y sus muchachos solo pudieron levantar la mirada para ver cómo Orbelín abría para Alvarado y éste le bajaba la pelota a Romo para que cruzara a González. Llegó el tercero, sí el 3-0 en apenas 12 minutos. La Máquina estaba intratable y quería finiquitar de una vez por todas la eliminatoria.

Pero como era lógico de suponer, Pumas se sacudió un poco el nerviosismo y trató de meterse al partido, al menos para contener a su rival, mientras que Cruz Azul también bajó la intensidad y apeló a la concentración y el orden. Fue hasta el comienzo del complemento que Universidad tocó la puerta con dos disparos y de ahí nada más. La Máquina apostó a la contra y por poco concreta el cuarto gol a través de Alvarado; sin embargo, el VAR le avisó al árbitro que el Piojo había arrancado en fuera de lugar. Pese a todo, la tarea ya estaba hecha. En los últimos minutos parecía más viable un gol más de Cruz Azul que de Pumas, el cual cayó en la compensación a través de Luis Romo, sí el 4-0 definitivo e implacable. La Máquina revivió sus mejores tiempos. Fue un equipo apabullante y convencido de su propia grandeza. Ahora, solo falta que termine la faena en el Olímpico Universitario. El 4-0 es un marcador justo a lo que se vio en la cancha y por esa razón, Cruz Azul se ilusiona con total justificación de que este año, por fin, pueda ser el bueno.

Pumas necesita ganar 4-0 en la vuelta; si Cruz Azul marca uno, deberá hacer seis tantos para avanzar a la gran Final.

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